La cefalea, cualquier tipo de dolor de cabeza,
afecta aproximadamente al 50% de la población adulta en el mundo. El dolor de cabeza se produce en las meninges, las membranas que envuelven al cerebro, donde se ubican las terminaciones sensitivas del nervio trigénimo que cuando se activa entre otros estímulos por estrés, hambre, alimentos o ingredientes, olores o sobrecargas musculares envía mensajes al tálamo, el núcleo cerebral, que conecta con áreas que activan la conciencia del dolor.
Hay más de
150 tipos de cefaleas y según un estudio publicado en 2015 por la Organización Mundial de la Salud es la sexta causa de discapacidad en todo el mundo.
Causas de la cefalea
Los factores desencadenantes de las cefaleas pueden ser diversos. Aunque cada tipo de cefalea específica puede tener sus propios desencadenantes las razones generales suelen ser: falta o exceso de sueño, consumo de medicamentos, cambios hormonales, obesidad, sobreesfuerzo mental por bajo nivel educativo en la etapa escolar, consumo de alcohol, ingesta de alimentos o aditivos, estrés o antecedentes familiares.
Las cefaleas se pueden agrupar en primarias, con características propias, y secundarias, que habitualmente son consecuencia de otra enfermedad.
Cefaleas primarias:
- Cefalea tensional. Es frecuente y suele ser leve. La produce la tensión muscular en la cabeza. Se siente una presión a ambos lados de la cabeza, frente y nuca. Puede durar un día o varios e, incluso, convertirse en crónica.
- Migraña o jaqueca. Dolores de intensidad variable que pueden llegar a ser muy fuertes. Puede ser episódica o recurrente llegando a ser crónica. Se inicia en un lado de la cabeza y se extiende al resto. Suele ser pulsátil y puede estar acompañada de náuseas y vómitos además de fotofobia, fonofobia y osmofobia (fobias a la luz, ruidos y olores respectivamente). Mejora con descanso y suele ser causada por estrés aunque su origen suele ser hereditario.
- Cefalea en racimos. Episodios muy intensos que se manifiestan entre una y ocho veces al día, incluida la noche, con duraciones de 15 a 180 minutos. No mejora con el descanso sino que produce inquietud. Es más frecuente en hombres y se inicia en torno a los 30 años.
- Cefalea hemicránea. Episodios de dolor muy intenso con duración de dos a treinta minutos más de cinco veces al día. Puede ser paroxística o crónica. Afecta a un solo lado de la cabeza.
- Cefalea neuralgiforme unilateral con inyección conjuntival y lagrimeo (SUCNT). Es muy poco frecuente y suele afectar a hombres de más de 50 años con episodios de intensidad moderada a severa entre cinco segundos y unos minutos pero muchísimas veces al día. Se han llegado a sumar hasta 200 veces.
- Cefalea tusígena. Dolor que dura entre un segundo y treinta minutos con molestias que duran horas tras un episodio de tos, estornudos o levantar pesos entre otros esfuerzos.
- Cefalea por esfuerzo físico. Dolor producido por practicar ejercicio de fuerte intensidad. Es de tipo pulsátil y dura entre cinco y 48 horas.
- Cefalea asociada a la actividad sexual. Suele producirse al alcanzar el orgasmo en ambos lados de la cabeza con una duración de minutos a horas.
- Cefalea por crioestímulo. Causada por frío que se nota en la cabeza: por contacto, porque se inhala o porque se ingiere. Suele ser unilateral, punzante y de corta duración.
- Cefalea hípnica. Aparece en el sueño y provoca un despertar. Dura entre 30 y 180 minutos y puede estar acompañada de náusecas.
- Neuralgia del trigénimo. Dolor agudo y punznante con inicio y fin inesperados que aparecen en la cara o un lado de la cara. Dura unos segundos y el desencadenante es la activación de una “zona gatillo” al masticar, hablar, sonarse la nariz o afeitarse.
Cefaleas secundarias:
- Cefalea por traumatismo. Producida por un golpe en la cabeza o una explosión con entrada de cuerpos extraños en la cabeza.
- Cefalea por patología vascular cerebral. Producida por una oclusión, una malformación arteriovenosa, un ictus, accidente cerebrovascular o un aneurisma.
- Cefalea por sustancias. La causa es el consumo abusivo de sustancias como las drogas o el alcohol o la exposición frecuente a monóxido de carbono u óxido nítrico.
- Por infecciones como la sinusitis, meningitis o encefalitis. Normalmente se presenta con fiebre.
- Por patología psiquiátrica como ansiedad o depresión.
- Por hipertensión arterial.
- Por un tumor o por aumento de la presión intracraneal. El dolor empeora al tumbarse y se presentan vómitos bruscos.
- Por hipotensión del líquido cefalorraquídeo tras una punción lumbar, anestesia epidural o un traumatismo craneal.
- Por malformaciones de Chiari, un problema estructural en la base del cráneo.
- Por deshidratación.
- Por problemas dentales.
- Por glaucoma.
FUENTE: https://www.lavanguardia.com